Historia Berrio-Otxoa
Su fundación fue obra totalmente personal del señor Azcue. Fervoroso vasco, había establecido en 1896 en el Nº 10 de la calle de Jardines, de Bilbao, una ikastola de primaria en euskera. Como no le satisfacían los maestros que tenía en ella acudió al H.Abel (Sup. General ) le prometió en condiciones muy ventajosas dos Hermanos labortanos como profesores y un francés, no vasco, como director oficial de la escuela. La oferta no llegó a ponerse en práctica. No consta el año de tales conversaciones, pero tuvo que ser antes de 1903.
Cuando se trató de fundar el que luego fue colegio de Berrio-Ochoa, ninguno de los dos Hermanos que el propio señor Azcue había propuesto en Lujua sabían euskera. La idea del sacerdote era que en el nuevo Colegio se diera euskera. El hermano Alberto Oxibar, vascofrancés, empezó con esta tarea.
Don Resurrección de Azcue alquiló en el barrio de Santuchu una casa de la calle de Expósitos (que luego se llamaría del 4 de Enero y actualmente Sorkunde). La propietaria de la casa era doña Andresa de Bastida, viuda de don Manuel Arratia..
Doña Andresa cobraba renta por las dos clases y un reducido patio de recreo de 8 x 5 metros, por lo que los chicos tomaban como patio la calle, que entonces no tenía transito de vehículos. Como las huelgas retrasaban el trabajo de la construcción, la dueña permitió que las clases se instalaran provisionalmente en la planta baja de su casa, en la que tenla gallinero, leñera, etc.... Una rápida aspersión de cal en las paredes y una ligera alambrada para separar de los niños las gallinas hicieron posible el comienzo de las clases el 15 de octubre de 1903. Los alumnos de aquel primer día fueron dos de 5 y 7 años, hijos de doña Andresa; el día 25 eran 6, en diciembre llegaron a 16, y el curso terminó en julio con 59. Había nacido el colegio de Berrio-Ochoa, nombre que el señor Azcue le dio en honor del que en 1906 seria declarado Beato y hoy Santo.
En 1910 al H.Octavio le sucedió como director el H.Francisco José Lapeyre, que había sido el primer director del colegio de Reinosa. El analista de aquel año escribía: "En el pequeño patio, que sólo sirve para dar luz a dos clases y aire a tres, hay a lo largo de toda la pared unas jaulas cubiertas con tablas y pizarras. Para encerrar las aves con que las familias obsequian a los Hermanos por Navidad ". El detalle indica el aprecio en que era tenido el colegio y a la vez la no muy próspera situación económica de los Hermanos.
Se iba a producir un cambio importante en el funcionamiento del colegio. Hasta 1923 los Hermanos pagaban 3.120 pesetas de renta por la planta baja y el primer piso; desde dicho año pudieron disponer también del segundo piso, ocupado hasta entonces por un inquilino, y la renta subió a 4.320 pesetas, pero salieron ganando en espacio para la necesaria vivienda de la Comunidad.
Efectivamente, el contrato de adquisición se firmó el 14 de julio de 1927, que supuso un desembolso de 103.000 ptas. entre el costo de la finca y los gastos por derechos de compraventa. Empezaba una nueva era de independencia total, de trabajo en paz, incluyendo los cinco años de gran intranquilidad política y social de 1931-1936.
Ya antes de 1936 la clase superior seguía el programa de la primera enseñanza, como todas las del colegio, más el que llamaban " comercio libre ", que consistía en mecanografía, contabilidad, matemáticas de un grado algo superior. Durante unos años se preparaba a un grupo de alumnos para examinarse en la Escuela de Comercio. Cuando el colegio fue reconocido como de bachillerato elemental se hizo necesario alquilar una lonja en la calle Resurección Mª de Azkue para instalar varias clases.
Cuando en 1970 estuvo dispuesto el primer pabellón del nuevo colegio en Menéndez Pelayo, 25, sonó la hora final del Berrio-Ochoa de 1903, que en 67 años había albergado a sucesivas generaciones de alumnos y profesores. Vendida la entrañable finca, en 1973 la piqueta y la pala mecánica la destruyeron implacablemente, para dar lugar a un bloque de viviendas.
En 1970 comenzaron las clases recién construidas sobre una antigua mina de hierro era el Colegio Berrio-Otxoa: 63 clases, con 69 profesores (14 Hermanos) y la enseñanza que se impartía era preescolar, bachillerato y COU.
Hoy, muchos años después el panorama es muy distinto de aquel empezar en 1903.